martes, enero 11, 2011

Un año.

He cruzado muchas fronteras. Mi pasaporte tiene muchos sellos. Pero no he podido entender el mundo en el que vivo.

He tenido épocas de abundancia, y he tenido épocas de escasez, y me he dado cuenta de que la plata no me hace mas feliz. De hecho, he sido más feliz ahora que no tengo plata.

He manejado carros veloces, pero eso no me ha ayudado a llegar más rápido.

He usado trajes y corbatas, pero eso no me ha hecho una persona madura.

He usado ropa con calaveras, huesos y sangre, pero eso no me hizo mas malo ni confiado.

He visto grandes pinturas, esculturas y monumentos. Pero en realidad, no me sentí vivo hasta que escuché las notas que hicieron que la felicidad saliera por los ojos.

He sido admirado, elogiado y bien calificado. Pero no me sentí completo hasta que fui querido.

He tenido acceso a las mejores herramientas, software y tecnología, pero nada de eso me sirvió tanto como un abrazo.

He probado manjares, pero me di cuenta que incluso un sandwich te puede dar la mayor satisfacción si tienes con quien compartirlo.

Cuando niño tuve buenos juguetes. Pero me di cuenta que la gente es más importante que eso.


He tenido relojes finos y precisos, pero aprendí que es mejor no fijarse en el tiempo cuando estás con alguien que te entiende y te complementa.

Aprendí que debo apreciar los momentos que la gente está dispuesta a pasar conmigo. Eso no siempre lo he tenido, y temo no volver a tenerlos.