martes, enero 20, 2009

Trabajo

Hay algunos afortunados (supongo que no son muchos) que pueden decir que disfrutan su trabajo porque hacen lo que les gusta. Otros, como yo (y creo que la mayoría de humanos), estamos inconformes con nuestra ocupación, y hacemos lo que nos toca.

Y aunque mi trabajo actual (el primero) tiene algunas cosas buenas, definitivamente es un mal trabajo. Y creo que esto se refleja en que cada hora sean las 5:00 PM para irme a la casa, cada día espero que sea viernes para poder descansar, y cada semana espere mi fecha de pago con muchas ansias. Además, toda esa espera se hace aún más larga por el hecho de estar practicamente desocupado durante el día. Y por mi experiencia, vivir de esa manera no puede ser sano.

Pero bueno, es trabajo. Y se supone que deba ser aburrido y monótono. Supongo que hasta los rockstars se aburren de hacer giras, por eso se toman vacaciones.

Y mientras pueda llegar a mi casa, ponerme mi pijama, rasgar mi guitarra y hablar con mi novia, por ahora, todo estará bien. Por lo menos hasta encontrar un trabajo más entretenido.

lunes, enero 19, 2009

Funk-tibón

Por mi trabajo, he tenido que ir varias veces a un sector de Bogotá llamado Fontibon. Es una zona industrial, donde predominan las fabricas, bodegas y transporte pesado.

Estar en fontibón es una experiencia diferente. Es estar completamente alejado de la falsedad de los sectores play de la ciudad, para entrar a una zona agreste, sucia, contaminada y ruidosa. no puedo decir que un lugar sea bueno o que el otro sea malo, pero si me arriesgo a afirmar que Fontibón es un lugar real: cansado, gastado y con problemas. Como los rostros de las personas que se encuentran por ahi.

Y Fontibón hace que me ponga en ocntacto con mi realidad: tengo un trabajo aburrido en el cual no estoy aplicando nada de lo que aprendí en la universidad y hace que me desgaste en lugar de aprender algo de mi profesión. Me hace recordar a todas las personas que dejé cuando decidí trasladarme a la capital, y todas las comodidades a las cuales renuncié al tomar esa decisión.

Pero como dice mi papá: maluco también es bueno. Y creo que son momentos así donde uno aprende realmente lo que significa vivir como la mayoria de las personas.